La Francesa




A Puente Viejo


- Hace unos veintiocho años mi mamá con mi abuela –que ya murió- emigraron de la Argentina para el Ecuador, según cuenta mi mamá cerca del 78 cuando fue el mundial en Argentina, mi abuela comenzó a hablar una serie de disparates y terminó volviéndose loca. Mi “gorda” como le digo yo a mi mamá de cariño se vino a vivir a Guayaquil para alejarla a mi “abue” de todo ese drama de Puente Viejo donde antes vivían ellas.

Eso fue lo primero que le dije a la Francesa por que ella también venía de la Argentina y como no solía hablar mucho, pensé que si le contaba de mi procedencia, ella se sentiría familiarizada y así podríamos conversar de algo cada vez que saliera de su cuarto al recibidor, pero no fue así. Ella no hizo ningún comentario y yo seguí hablando.


- Unos días antes de cumplir los quince me fui de viaje con unas amigas, nosotras tomamos un tour a Argentina y así pude conocer mis orígenes. Nos divertimos mucho.


Estaba segura de que al decirle que conocía Argentina, podría captar su atención y así hablar sobre algo común, pero me volví a equivocar.
Sé que me escuchaba pero parecía no prestarme atención, mis palabras se desvanecían en el aire y nunca logré alguna emoción en su rostro, todo el tiempo estaba ida, era una mujer atractiva y no le conocía hombre alguno, el misterio que la envolvía me llevó a deducir que ocultaba algo peligroso, sin embargo eso me emocionaba e insistía en hablarle cada vez que se me presentaba la oportunidad.
Mi presencia le perturbaba porque no salía ya de su habitación a la hora acostumbrada, mi mamá le llevaba la comida al cuarto. Los días pasaban y yo extrañaba esos encuentros, me había obsesionado con la idea de hacerla emitir una palabra aunque sea, todos los días la esperaba en el lugar de siempre.
Un día por fin salió de su habitación y yo estaba ahí, había planeado lo que le iba a decir y estaba segura de que esta vez obtendría su atención.


- Mi abue me contó que cuando ella tenía treinta y nueve años llegaron de la ciudad una pareja de franceses recién casados a vivir en Puente Viejo y montaron una peluquería. La esposa del peluquero era una mujer provocativa según los hombres del pueblo y un día llegó un mochilero que comenzó a frecuentar cada semana la peluquería. Y todos pensaron que la esposa del peluquero y el mochilero eran amantes.


Hice una pausa para ver qué me respondía pero seguía en silencio, no le di importancia porque sabía que cuando terminara de contar mi historia conseguiría toda su atención.


- Un día los dos desparecieron misteriosamente y entonces se rumoró que habían huido o que el peluquero los había matado, extrañamente llegaron a la conclusión que estaban muertos.

Volví a hacer una pausa y nada, así que seguí hablando.

- Una vieja chismosa comenzó a cavar por los alrededores del pueblo para encontrar los cadáveres y encontró un perro comiendo la mano de un muerto así que fue donde el alguacil y él trajo más hombres con palas para cavar, pero se llevaron una sorpresa, no encontraron dos cadáveres sino varios.


No volví hacer ninguna pausa porque sabía que no iba a decir nada, sin embargo guardaba la esperanza de que para el final dijera todo lo que en el transcurso de la historia no había dicho.


- El alguacil notificó a sus superiores y cuando regresó dio la orden de enterrar de nuevo a los cuerpos y que nadie hablara de lo sucedido. Luego de unos días llegó la esposa del peluquero. Y todos la culparon de la muerte del mochilero, -pero “olvidaron” de mencionar los otros cuerpos (necesitaban un culpable)-, por lo que tuvo que huir.

Me sentí decepcionada, desconcertada no logré que la Francesa me hablara, ella sólo se paró y se dirigió a su cuarto.
A la hora de la cena no salió así que mi mamá fue hasta su habitación para dejarle la comida, pero como no respondía mi mamá mandó a tumbar la puerta y ahí estaba la Francesa colgada del techo, muerta...

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