Incendio



Yippie, así te decían, porque eras excéntrica, peculiar y sobre todo porque emanabas un aire de rareza, tu apodo lo sacaron de hippie. Te recuerdo muy bien, desde la primera vez que te vi, siempre fuiste diferente de todos y en todo. En aquella ocasión usabas un pantalón de rayas, una franela blanca y tu cabello era corto como el de un hombre, de tonalidad morado y usabas muchas pulseras, aún no había notado tus tatuajes, excepto por la mariposa en tu hombro y la luna en tu cuello. Te miraba desde lejos, es que llamabas la atención, todos los presentes habían ido muy formales y tú estabas así vestida, no encajabas o tal vez ellos eran los que no encajaban. Te acercaste y pude notar el pirsin de tu nariz, sonreíste sardónicamente pero no pude entender lo que insinuabas y sólo te alejaste como una ligera pluma elevada por la brisa.

Al cabo de un rato se me acercó una morocha bonita de ojos verdes y me preguntó –la conoces, le contesté que sí, pero ella sabía de antemano que mentía, por lo que agregó -se llama Alice. Hizo una pausa y continuó: - todos aseguramos que está loca y de cariño le dicen Yippie, se lo puso su familia por lo de hippie. No me intrigaba lo que ella tenía para decirme, sin embargo seguí escuchando lo que me decía. Desde muy chica fue rara, le gustaba el arte, disque quería ser artista y ya sabes de lo que dicen de los artista. Que quería ser como Dalí o mejor. Yo seguí callado, escuchándola porque ahora quería saber de ti, aunque el tono que ella usaba me molestaba, pero estaba dispuesto a aguantarlo. Además le gustaba esa música depresiva, y decía que era atea, sus tías las beatas no la querían, se la pasaban diciendo que era una perdida y que daba una mala imagen a la familia, pero a ella nunca le importó. Creí que podría soportarlo, así que me disculpé y me alejé. Te busqué por toda la sala pero simplemente habías desaparecido.

Coisa mais linda, comenzaron a tocar la banda y todos se acercaron a la pista para bailar, las vestidos se elevaban, el talle de las mujeres lucía impecable, y los pies danzaban al ritmo de Costa y Veloso. Y de repente ahí estabas tú, moviéndote con aquel joven parecido a ti, y haciendo pasos que no iban acorde de la música. Por un momento nuestras miradas se cruzaron, y volviste a lanzarme esa risa, que a mí me estremecía. Y entre los giros de cuerpos femeninos, tú despareciste de nuevo, dejándome en los pensamientos la intriga.

Me acerqué al bar a pedir un whisky en las rocas, tu ausencia-presencia me volvían loco, tu enigmático ser me atrapó en una caja de cristal, rodeada por una aurora de misticismo. Mis pensamientos, sólo te abarcaban a ti y cuando menos lo esperaba, estabas a mi lado bebiendo una cerveza en lata. Te dije unas cuantas palabras, a las cuales sólo asentaste con la cabeza, me miraste y otra vez pude ver el resplandor de tus dientes, que me cegaron y ya no estabas.

Todo comenzó a consumirse en llamas, había gente corriendo sin rumbo y las puertas no se abrían. Yo te buscaba para salvarte, quería convertirme en tu héroe y obtener algo más que esa coqueta expresión en tu rostro. Alcancé a verte pero conversabas muy tranquila con tu amigo, como si nada ocurriera, pensé en hacerte reaccionar, fui corriendo hacia ti y cuando mi mano pretendía cogerte, atravesó tu cuerpo, no podía tocarte, te grité pero no me escuchabas, me puse en medio de los dos pero ninguno me veía. Desorbitado por la confusión perdí la noción de lo que ocurría, estaba ahí, miraba como se quemaban y veía acercarse las llamas a mi cuerpo, todos nos consumíamos en un ardor interminable, y simplemente desaparecíamos. Mientras que otros comenzaban a aparecer vestidos con ese estilo tuyo, el lugar se tornaba diferente (más tiki), otra música se escuchaba y los que bailaban lo hacían con esos pasos raros que antes te había visto hacer. Estabas tú con él, como los había dejado antes conversando tranquilamente, ignorando lo que pasaba. Corrí por todos lados, en busca de alguna explicación pero nadie me oía ni si quiera verme y yo no podía tocarlos. Atravesé una puerta y bajé rodando unas escaleras, me impacté contra un estante y una caja calló encía de mí. Vi una foto de la gala, y un titular que decía Incendio acaba con baile de beneficencia; leí el artículo ahí figuraba mi nombre, el nombre de todos como personas muertas. Fue entonces que comprendí, estaba muerto, todos estaban muertos y tú… Tú sólo eras parte de otra realidad.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Prisionera

Instancias

Puerto